Posted by : Hernán Ðarío™ viernes, 25 de octubre de 2013


El signo es representado por el Escorpión y el Aguila. 

El símbolo se asemeja vagamente a las patas y cola del escorpión, que se arrastra por el suelo y se esconde en lugares ocultos. Su aguijón no tiene proporción con su tamaño y lo clava cuando menos se lo espera. El águila, en cambio, tiene alas y se eleva por encima de todas las limitaciones de la tierra, entrando así en otro plano de manifestación, en las alturas que ella gana. De este doble simbolismo se desprende su significado para el hombre: la lucha dentro del yo, que puede conducir a una de estas dos finalidades. El escorpión simboliza su parte instintiva e inferior, mientras que el águila tiene que ver con la parte superior, del poder dentro del hombre para superar las tentaciones de su naturaleza inferior.


Escorpio ha sido asociado -al igual que Plutón, su regente- con la fase crítica de transformación, tal como ocurre en el acto sexual y la muerte; ambos implican un renacimiento. El Escorpiano está dotado de mucha penetración; su expresión es intensa, enérgica y magnética, pues surge de su ser más profundo. Tiene poder de convicción, pone pasión en lo que hace, posee fuerza de voluntad y cierta cualidad magnética que se refleja inclusive en su mirada penetrante. Dueño de sí mismo, con tendencia a guardar secretos.

Es una persona realista con exclusión de todo vestigio de fantasía, contemplación o filosofía. Su capacidad de resistencia asombra (a tono con el escorpión, de quien se dice que puede soportar hambre más de un año sin morir y puede estar en lugares desérticos sin agua, durante muchos meses). No es de aceptar sugerencias ajenas respecto a los planes que realiza y que luego lleva a la práctica siguiendo el camino que se ha trazado de antemano, rehúsa los consejos que se les puedan dar, ya que para su inteligencia crítica, sarcástica y combativa, los demás carecen de todo valor positivo.

Es sutil, reservado, secretivo, con fines determinados; aparenta ser más fuerte en su silencio. Estas características esenciales han sido identificadas con el intenso fervor espiritual del místico, la frialdad y auto control del cirujano, la agresiva brutalidad de los criminales, el coraje de los grandes soldados y con la pasión de los amantes.

Mentalmente es orgulloso y polemista innato, ama la lucha, tiene fuerte capacidad de razonamiento; le agrada guardar secretos, es intuitivo, analítico, agudamente perceptivo. En el amor es apasionado, de fuertes sentimientos sexuales, a veces extremadamente celoso. En los afectos y aversiones es profundamente pasional, de llegar a los extremos; las cóleras son terribles y vengativas.

Una enciclopedia describe al escorpión como un arácnido nocturno que ataca y paraliza a su presa con un veneno inyectado mediante la larga cola curva, que utiliza tanto para la defensa como para la destrucción. A veces, su picadura es fatal. Es frecuente que la gente se retraiga visiblemente cuando alguien dice que nació en noviembre, murmurando: <<¡Ah, entonces es un Escorpio! >>, ya sea con franco temor o con respetuoso sobrecogimiento. A veces hay también una risita, referida evidentemente a la legendaria pasión de Escorpio. Escorpio está harto de esas reacciones ante su signo solar, y ¿quién puede culparlo? Pero... es que es despiadado y peligroso, ¿no es cierto? No depende. Primero, será mejor que el lector aprenda a reconocer el signo. En autodefensa tal vez... o porque busca un ser humano realmente superior. A Escorpión le gusta viajar de incógnito. Gracias al control que ejerce sobre su naturaleza, por lo general lo consigue, pero hay un par de atajos que permitirán atravesar con más facilidad su disfraz, ya sea a medianoche o a mediodía.

Fíjate en los ojos, pueden ser verdes, azules, castaños o negros, pero serán siempre penetrantes y de una intensidad hipnótica. A la mayoría de las personas les pone nerviosas e incomodas la mirada de un Escorpión. Tendrás que ser tú quien rompa el ensalmo y aparte primero la vista, porque a mirar, Escorpión siempre te ganará. Es una identificación infalible de la personalidad plutoniana. Los ojos de Escorpio se te clavan profundamente, despiadadamente, como si te atravesaran el alma. Y así es. Después, escúchale hablar. Su tono puede tener la suavidad del terciopelo, ser ronco o cortante; el habla será lenta y mesurada o entrecortada y brusca, pero lo que diga nunca quedará en la penumbra.

El ego de Escorpio es total. El Escorpión sabe lo que es y sabe lo que no es, y su conocimiento no cambiará por nada que pueda pensar nadie. Los insultos le resbalan y los halagos no le mueven ni medio centímetro. Él no necesita que nadie le señale sus vicios ni sus virtudes. En el mejor de los casos, coincidirá tranquilamente con tu apreciación; en el peor, sospechará de tus motivos. La próxima vez que estés con un grupo de gente, saca a colación el tema de los signos solares, y comenta que con un poco de práctica, es bastante fácil reconocerlos. Cuando alguien te inmovilice con una mirada hipnótica y declare con suprema confianza que no podrás adivinar su signo, dile con firmeza: Tal vez sea la primera vez que parpadea. Pero la fijeza de su mirada no se alterará mas que un instante; rápidamente recobrará la fría compostura que exhibía antes de que tú descubrieras su cuidadoso disfraz.

Si alguna vez tropiezas con un Escorpio charlatán y de mirada huidiza, catalógalo como una excepción astrológica tan rara como el dronte. Hay gente nacida en noviembre que tiene en su carta astrológica influencias planetarias condicionantes de inquietud, pero de lo que se trata es de que aprendas a conocer al Escorpión típico. De los de tipo nervioso encontrarás muy pocos. La naturaleza puede ser modificada por otras influencias astrales, pero en pequeña medida.

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